A mitad del mes de marzo del año pasado, cuando se decretó por primera vez el estado de alarma, los museos ―y otras muchas instancias de la sociedad― comenzaron a experimentar una situación tan inédita como la ausencia de público presencial, pero con la desescalada se ha producido el consiguiente regreso, con restricciones, de los diversos públicos.
Las personas más mayores, sin embargo, y en atención a los particulares riesgos que la pandemia ha supuesto para su salud, han sido especialmente refractarias a volver a disfrutar de la cultura en vivo y en directo. “Todo esto ha empezado a cambiar radicalmente”, explica el director del MuVIM, Rafael Company.

